David Simon

Conozco el poder de las adicciones. Sus gozos iniciales mantenidos durante mucho tiempo. También el embrutecimiento que acaban imponiendo. Observo el enganche permanente con su smartphone y con otros prodigios tecnológicos en las multitudes que pueblan las calles y sospecho que esos aparatos sin los que no se concibe la existencia actual también les acompañan sin tregua en sus casas e incluso en sus sueños, que son el instrumento imprescindible para algo llamado vivir o sobrevivir. Por el momento, los infinitos adictos no tienen las depredadoras aspiraciones de los zombis, no devoran a los que no son como ellos. Solo les ignoran, desprecian o atropellan si se cruzan en su ensimismado camino. Pero todo llegará.

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