Hace unas semanas, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana confirmó una importante sentencia en materia de contaminación acústica. El fallo, que puede consultar aquí, dio la razón a un hombre que tuvo que soportar durante años los ladridos del perro de su vecino, condenando no al propietario del can, sino al ayuntamiento de Antella a pagar una indemnización de 3.000 euros a la víctima por no intervenir en el conflicto.